—¿Bai Lian? —La mano de Jiang Xin que movía el ratón se detuvo y congeló la escena de Bai Lian. —¿Cuánto odio tiene por Su Wan que no puede dejarlo ir incluso estando en prisión?
Pero pronto, ella conoció la respuesta.
Resultó que le gustaba tanto Jing Chen que se volvió loca. Incluso usó mucha mano de obra y recursos para conseguir a Jing Chen.
Pero al final, fue inútil. —Jiang Xin sonrió con desdén.
En ese momento, a Jiang Xin de repente se le ocurrió una idea.
Cuando el agachadiza y la almeja luchaban, el pescador se beneficiaba.
¿Por qué no...—Simplemente no la decepciones.
...
Bai Lian fue liberada de prisión una semana más tarde.
Cuando la policía la liberó, ella misma no podía creerlo. Con sus crímenes, definitivamente no sería liberada durante unos años.
Bai Lian pensó que debía ser alguien en el extranjero quien estaba preocupado por ella e hizo todo lo posible para sacarla de prisión.
De cualquier manera, esto no era una maldita cosa para ella.
