Como era de esperar, Bai Lian estaba aún más emocionada al mirar las búsquedas de tendencias en Internet.
Aquellos que no entendían la verdad siempre eran llevados por la corriente. Justo como los internautas, solo podían ver la superficie.
Ahora, Su Wan se había convertido en enemiga pública en Internet.
Bai Lian pasaba por cada comentario. Cuanto más leía, más feliz se sentía. La maquinación en sus ojos no se podía ocultar.
—Su Wan, ¿crees que mereces pelear contra mí? Alguien como tú no merece a Jing Chen.
—¿Y qué si está embarazada? ¡Igual está embarazada de un bastardo!
Bai Lian miraba una y otra vez los dos vídeos en las búsquedas de tendencia. Al ver que Jing Chen no confiaba en Su Wan, se alegraba especialmente de que ambos se hubieran separado.
Entonces, en este momento, el corazón de Jing Chen estaría destrozado por Su Wan, ella podría mostrar su cara y demostrar su preocupación. Creía que con el tiempo, Jing Chen la elegiría de nuevo.