—Su Wan estuvo acostada durante mucho tiempo, pero no pudo quedarse dormida —se lamentó—. Su estado de ánimo había estado fluctuando recientemente. Se sentía frustrada y deprimida, y no sabía a dónde ir.
Su cuerpo solo podía estar acostado, recto y plano, temiendo que su estómago le doliera de nuevo.
Sufrió mucho.
Por lo tanto, Xia Jing finalmente se libró de Chu Lin de su apretada agenda y fue al hospital a ver a Su Wan.
Se podría decir que estaba bastante agitada, pero cuando vio el cuerpo vendado de Su Wan, no pudo evitar sentir un dolor en el corazón. La miró preocupada y se quejó:
—¿Cómo pudo pasarte algo tan grave? Ni siquiera me avisaste en aquel momento. Es tan preocupante que me lo digas después.
Su Wan apretó los labios. Después de que sucedió, lo primero que hizo fue no querer involucrar a Xia Jing y que ella resultara herida. Naturalmente, no pensó en ella.
