Aunque Su Wan estaba disgustada e incluso repelida, no podía controlar si Jing Chen se quedaba o se iba.
Con Jing Chen aquí, se revolvía y daba vueltas, incapaz de conciliar el sueño.
Su Wan cerró los ojos y empezó a girarse. Jing Chen parecía no entender lo que ella quería y se negaba a irse.
Hasta que Su Wan se enfadó tanto que abrió los ojos con ira. Miró ferozmente a cierta persona y apretó los dientes —¿Puedes salir?
—Todas estas cosas, una por una, ¿cómo logré ser tan feliz? ¿Parezco feliz? —Jing Chen preguntó con significado.
No respondió a su pregunta.
Su Wan frunció el ceño al oír eso. Ya no tenía sueño. Tal vez ni siquiera pudiera dormir mañana.
De todos modos, solo tenía que escucharlo.
—No puedo verte a través de ti. Solo estaba diciendo. Después de todo, incluso si estás sonriendo, puede que no estés sonriendo en tu corazón —Su Wan insinuaba algo.
Durante dos años, cada momento fue una actuación.
Su Wan se sentía ridícula y sofocada solo de pensarlo.
