Las comisuras de la boca de la Concubina Imperial Ana se curvaron en una sonrisa. —Mingxue, estás pensando demasiado. Con el cerebro y la sabiduría de Qingqing, el esposo que encontró es naturalmente una figura destacada. Aunque Raymond no está mal, ¿no es cierto que tampoco está en los ojos de Qingqing? Te aconsejo que renuncies a esta idea.
La Señora Mingxue alzó las cejas y dijo —Su Alteza, ¿cómo sabe que el esposo que encontró Qingqing es una figura destacada? ¿Puede ser mejor que mi hijo?
La Concubina Imperial Ana dijo con presunción —Porque he visto a su esposo.
