Gu Qingye no dijo nada, pero su expresión se tornó aún más fea. Finalmente entendió por qué habían involucrado a Feng Qing en esto.
—¡Bah! ¿Qué tonterías estás diciendo? Si no puedes, no puedes. ¡Apúrate y baja del escenario! —gritó un miembro de la audiencia que no entendía.
Fu Anlan le dijo a Feng Yuanzhou:
—Ni hables de ellos. Incluso yo quiero hacer bajar a Qingqing. En el futuro, no digas que ella es nuestra hija. Es demasiado vergonzoso.
Feng Yuanzhou suspiró y dijo:
—Realmente no sé qué está pensando la Señorita Long. ¿Por qué tenía que dejar que Qingqing tocara el acompañamiento para ella? Si al menos Jianing tocara el piano para ella.
En ese momento, el director del Teatro Hong Meng se acercó a Xie Jiuhan y se inclinó:
