—Para proteger su ano, en un momento de desesperación, Su Yu tuvo un destello de inspiración —¡Ya sé, Noveno Maestro, aunque las flores son bonitas, eventualmente se marchitarán. Sin importar si son las rosas doradas o los tulipanes, son algo tangible y terminarán destruidas tarde o temprano. ¿Por qué no hacemos lo contrario y le damos a la Joven Señora una flor invisible? ¿Qué te parece? —preguntó.
—¿Flor invisible? —Xie Jiuhan alzó las cejas y preguntó.
—Noveno Maestro, los fuegos artificiales en el cielo también son flores. Aunque dura poco, es una belleza instantánea. Creo que nadie ha enviado antes a la Joven Señora un espectáculo de fuegos artificiales tan grandioso y magnífico —Su Yu sonrió y extendió un dedo hacia el cielo.
