Frente a los altos ejecutivos de la compañía, los pesos pesados de la industria musical estaban en silencio porque estaban mirando fijamente una cámara frente a ellos. Según las reglas de la compañía, cada vez que se celebraba una reunión importante, tenía que ser grabada en caso de que alguien hablase tonterías y lo negara después.
El magnate, que estaba vestido de manera llamativa, miró a Feng Qing en la cámara y se tragó las palabras que estaban a punto de salir de su boca. Feng Qing era demasiado fotogénica. En la cámara, ese rostro perfecto, esa piel que podía cegar a la gente sin necesidad de maquillaje, le hacían exclamar una y otra vez: ¡Cómo puede haber una mujer tan hermosa en el mundo!
Feng Qing estaba sentada con elegancia. A pesar de que todos le estaban poniendo las cosas difíciles, ella seguía tranquila. Su expresión era serena y recogida, y era imposible decir que era una recién graduada.