—¿Escuché mal? ¿El pequeño hermano dijo que es el señor Qingyi?
—Dios mío, el señor Qingyi ha aparecido en Ciudad Zhe. Me pregunto qué grandes cosas sucederán.
—Lo amo hasta la muerte. No esperaba que el famoso señor Qingyi fuera un hermano pequeño tan guapo. Quiero tener sus hijos.
En la sala de juegos, las pequeñas fanáticas estaban charlando. Algunas personas estaban secretamente contentas de que el señor Qingyi no las hubiera matado. Si no, seguramente morirían.
El hombre con la cara marcada yacía en el suelo, pálido. Nunca pensó que provocaría al señor Qingyi, podría terminar muriendo miserablemente en su casa algún día.
En el segundo piso del casino, en un lujoso cuarto privado, un hombre con el cabello engominado estaba mirando la pantalla. Había sido testigo de todo lo que había sucedido en el casino justo ahora.
—Joven Maestro, ¿deberíamos mandar a alguien a seguirlo? —preguntó un guardaespaldas.
