—Zumbido —tan pronto como terminó de hablar, Feng Qing hizo el primer movimiento. Chasqueó los dedos y torció su muñeca. Tres agujas de plata surcaron el aire. Debido a que su velocidad era demasiado rápida, causaron un sonido cortante en el aire.
La reacción de la Señora Nieve Carmesí fue muy rápida. —Levantó su almohada y lo bloqueó. En un instante, tres agujas de plata atravesaron la almohada y pasaron volando junto a la cabeza de la Señora Nieve Carmesí, clavando el velo vino tinto en su cabeza al cabezal de la cama.
Al segundo siguiente, el cabello plateado de la Señora Nieve Carmesí se dispersó. —Su cabeza calva la hacía parecer muy miserable —la Señora Nieve Carmesí bloqueó el ataque y extendió la mano para tirar de algo en el cabezal de la cama. Al instante, incontables hilos aparecieron alrededor de Feng Qing. Estos hilos eran del mismo tipo que la Señora Nieve Carmesí había usado la última vez. Era casi imposible verlos a simple vista.