Samantha no pudo evitar que su mano temblara ligeramente mientras sostenía la tarjeta de presentación.
Tomó algunas respiraciones profundas y sacó su teléfono. Ingresó los 11 dígitos y presionó el botón de llamar.
Su estado de ánimo se tensó un poco al oír el sonido del timbre.
Después de un rato, la otra persona contestó, —Hola.
¡Escuchar esa palabra fue suficiente para que Samantha confirmara que era él! ¡Había reconocido el número correctamente!
Samantha tragó pesadamente y dijo con una voz ligeramente ronca —Señor... es usted, ¿verdad... Señor...?
La otra parte se quedó sorprendida al principio pero luego finalmente reconoció su voz. Se rió suavemente y respondió —Sí, soy yo.
—Ha pasado un tiempo, Sammy.
La voz perdida desde hace mucho tiempo, la cual pensó que nunca volvería a escuchar en toda su vida, hizo que sus ojos se pusieran rojos instantáneamente. No pudo evitar cubrirse la boca.