Ir directo al grano era exactamente lo que Samantha había venido a hacer.
Ella miró en los ojos negros de Timothy y habló con una voz igualmente frígida —Claro. Hablemos.
Una pequeña sonrisa apareció en la esquina de sus labios y lanzó una bolsa de papel kraft al espacio vacío sobre la mesa frente a ella. Levantó un poco la barbilla y dijo sin rodeos —Firma el acuerdo de divorcio.
Durante el viaje al hotel, Samantha había imaginado un par de razones por las que él querría verla. Ya no había nada de qué hablar con Timothy, y la única razón por la que él tomaría la iniciativa de buscarla probablemente estaría relacionada con el divorcio.
Resultó ser justo como ella había predicho.
La expresión de Samantha permaneció inalterada. Extendió su mano, recogió la bolsa de papel kraft y la abrió para sacar el acuerdo de divorcio.
Hojeó casualmente un par de páginas y no pudo evitar burlarse.
El acuerdo de divorcio era muy diferente al de hace tres años.