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No había forma de evitar lo inevitable. Tenía que enfrentarlo tarde o temprano.
Samantha bajó la vista y miró su estómago. Permaneció en silencio unos segundos antes de responder lentamente —Ayúdame a comprar una prueba de embarazo.
Rochelle entendió y se levantó sin decir una palabra —Ve y toma una ducha. Volveré pronto.
Agarró su teléfono y salió del apartamento.
Samantha decidió seguir sentada en el sofá por un tiempo. Luego se levantó y caminó hacia el baño.
Después de ducharse, Samantha limpió la niebla del espejo y miró su cuerpo en el reflejo. Su figura general todavía era bastante esbelta.
Solo su cintura y estómago se habían vuelto un poco más carnosos durante ese tiempo.
Sus manos se cerraron inconscientemente en puños.
Samantha se puso un pijama holgado y salió, para entonces Rochelle ya había regresado con una bolsa entera de cosas.