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—¿Quiere que adivine?
Las palabras de Timothy eran frecuentemente muy hirientes y era especialmente directo cuando hablaba. ¿Cuál podría ser su frase más comúnmente usada?
—Samantha respondió suavemente —¿Perderse?
—Intenta de nuevo.
Samantha pensó por un momento y negó con la cabeza cuando no se le ocurrió nada más.
—Dime.
Timothy tenía una pequeña sonrisa y habló con voz dulce.
—Le dije que estoy casado.
—¿Qué?
«Él es bastante gentil esta vez...» Ese pensamiento acababa de aparecer en la mente de Samantha cuando escuchó la siguiente frase de Timothy.
—Mi esposa es mucho más bonita que tú.
¡Resultó que seguía siendo el mismo viejo Timothy!
Aunque esas palabras eran bastante duras, Samantha no podía dejar de sonreír y asintió afirmativamente.
—Esa es una respuesta muy buena.
Timothy sonrió.
—¿Entonces cuál es mi recompensa?