En ese momento, todo lo que Penélope quería hacer era irrumpir y aliviar su odio cortando a Samantha mil veces.
Tan solo un paso después, su mirada se posó en la figura de Timothy y se obligó a controlar su inquietud.
Se habría abalanzado sin pensarlo dos veces si todavía fuera aquella ingenua pequeña hija rica, pero la cruel realidad le había enseñado en tan solo unos meses que ser impulsiva no resolvía problemas. De hecho, ella sería la que acabaría perdiendo.
Aunque no temía a Samantha, ¡no estaba en posición de provocar a Timothy!
Penélope apretó los dientes hasta que casi se rompieron antes de obligarse a girarse y marcharse.
Tan pronto como regresó a casa y entró, no pudo evitar escuchar a sus padres discutiendo. La voz de su madre era aguda y aterradora, mientras que la de su padre era extremadamente fría.