El dolor y la humillación comenzaron a aflorar. Una capa de lágrimas se formó en los ojos de Samantha y su visión se volvió borrosa. No quería que Timothy viera lo frágil que era, así que cerró los ojos y mordió su labio inferior sin decir una palabra.
Sin embargo, su adormecimiento hizo que la ira de Timothy ardiera aún más. El matiz de locura en sus ojos se volvió más intenso. Detestaba a la mujer que tenía delante y odiaba su indiferencia, pero, sobre todo, detestaba cómo no tenía lugar en su corazón y en sus ojos.
¿Qué derecho tenía ella de estar junta y ser feliz con otro hombre después de haberlo arrojado a un infierno sin fin?
¡Jonathan tenía razón! ¡Timothy no debería haberla dejado ir hace dos años! Debería haberla arrastrado a ese agujero infernal con él.
Samantha no sabía cuánto tiempo había pasado, pero justo cuando pensaba que estaba al borde de la muerte, sintió al hombre levantarse de su cuerpo.
Lo escuchó caminar hacia el baño y ducharse antes de salir de nuevo.