Los labios de Samantha se apretaron y ella inconscientemente miró a Timothy.
Timothy justo levantó sus ojos oscuros para mirarla. Sus miradas se estrellaron entre sí en medio del aire y sus ojos eran tan fríos que ella no pudo evitar sentir un escalofrío por la espina dorsal.
Por un momento, se preguntó si Timothy la miraba tan fríamente porque ya la había reconocido.
—Creo que estás equivocado, señor Verano —Felix no pudo evitar hablar—. El señor Barker no es mejor que nosotros. Es bien sabido por ser despiadado, y en especial odia a aquellos que se arriman a él sin pensar.
Con eso, él le ofreció una sugerencia a Samantha. —En mi opinión, sería más útil para ti arrodillarte y suplicarle al señor Barker.
Los demás estallaron en carcajadas.
Timothy se levantó del sofá, estiró su mano y tomó el taco que un asistente le pasó. Lo sostuvo en su mano y lo balanceó casualmente, como si estuviera calentando.