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—No me gustan los extraños... —Ronald repitió esas palabras suavemente para sí mismo. Tras reflexionar un rato, algo pareció encajar en su mente y finalmente tuvo una realización.
El reproche que había sufrido de parte de Timothy en esos días no se debía a un cuidado deficiente, sino a que la persona que proporcionaba ese cuidado no era quien Timothy quería.
¡El 'cuidador' que Timothy siempre quiso no era él, sino Samantha!
Ronald se sintió angustiado por su propia estupidez. No hubiera tenido que soportar todo ese abuso si simplemente lo hubiera entendido dos días antes.
Como asistente profesional, su deber era resolver problemas para su jefe.
Si su gran jefe no estaba dispuesto a dejar de lado el orgullo, ¡entonces él debería ser quien lo hiciera!
—Entiendo lo que quiere decir, señor Barker —dijo Ronald—. Encontraré un cuidador que cumpla con sus necesidades.
Después de hablar, salió de la habitación, cogió su teléfono móvil y marcó el número de Samantha.
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