—Antes de que Sheena pudiera terminar su frase —Penelope ya se había abalanzado hacia adelante y la había abofeteado sin piedad.
Con un chasquido claro, la cara de Sheena se movió de lado por el golpe, y sus palabras quedaron atrapadas en su garganta.
Penelope se acercó un poco más y le susurró palabras amenazadoras al oído a Sheena —¡Cierra la boca! ¡No olvides que todo lo que tienes, te lo di yo! ¡No digas cosas que no deberías!
Un profundo rencor e indignación aparecieron en los ojos de Sheena.
Sin embargo, Sheena sabía que tenía que tragarse la amarga píldora. De lo contrario, Penelope nunca la dejaría a ella ni a su madre en paz. Después de todo, su madre sería ascendida a ama de llaves en la familia Schmidt el próximo mes.
Sheena consideró los pros y los contras. Al final, decidió permanecer en silencio.
Echó una mirada profunda a Penelope, jurando secretamente que haría que Penelope se arrepintiera algún día de lo que le había hecho.
