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Después de estar mucho tiempo en el baño, Jiang Man colgaba débilmente del cuerpo de Fu Yunze y jadeaba. No olvidó hacer que Fu Yunze se vengara por ella.
—No me importa. Tienes que vengarte por mí.
Fu Yunze apoyó su rostro contra el orgulloso pecho de Jiang Man y tomó una profunda respiración. Aceptó con una voz ronca.
Solo entonces Jiang Man se volvió feliz.
Por otro lado, conforme a la información interna proporcionada por Blake, Jiang Li sabía que algunos grupos y corporaciones habían hecho algo para ganar la carrera.
Era una lástima que estos corredores estuvieran dispuestos a convertirse en herramientas de entretenimiento para los ricos con el fin de obtener beneficios y emoción.
Jiang Li y los otros dos encontraron una mesa de apuestas discreta y empezaron a colocar sus apuestas.
El método de apuestas era muy simple. Podían apostar a cualquier corredor que pensaran que estaría mejor clasificado al final.