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Entonces, Kong Xia comenzó a preocuparse. Si Jiang Li se casara con ella en el futuro, la dote no sería barata. Ella y Yue Ji habían ahorrado bastante dinero a lo largo de los años.
Todo era para la dote de Jiang Li. En cuanto a Yue Qing, él ganaría el dinero para su propia esposa.
Kong Xia estaba pensando en cómo ahorrar más dinero.
Luego, vio entrar a Jiang Li con mala cara. Le preocupaba que algo le hubiera pasado a Jiang Li, pero se tranquilizó al escuchar que se trataba de un estafador de un esquema piramidal.
Había muchos timadores hoy en día.
Jiang Li con cuidado retiró la manga de Kong Xia y vio que uno de los brazos de Kong Xia estaba magullado.
Inmediatamente, los ojos de Jiang Li se sintieron un poco doloridos.
—¡Mamá, por qué no me dijiste que era tan grave?! —dijo Jiang Li con preocupación.
—Suspiro, son solo heridas menores. ¿No fueron más graves las lesiones cuando subimos la montaña a recoger hierbas? —contestó Kong Xia queriendo restarle importancia.
