—Los párpados de Jiang Li se contrajeron. ¿Qué era eso? ¡Parecía que había cotilleo! —Jiang Li aguzó el oído, con la intención de escuchar atentamente.
—El rostro de Li Shuwan se volvió pálido en un instante. ¡No esperaba que el Viejo Maestro Fu lo adivinara de inmediato! —Se derrumbó en el suelo, y Fu Zhongtian tampoco esperaba tal resultado. Sus ojos se abrieron de par en par.
—Si su suegra realmente lo hizo, sería una historia diferente. —El salón cayó en un silencio misterioso. Solo Jiang Li estaba sentada allí con una mirada atónita en su rostro.
—Entonces, ¿una tercera persona estaba involucrada en el envenenamiento del Viejo Maestro Fu? ¿Era esta persona alguien conocido por todos?
—Olvídalo, olvídalo. ¡Le debo esto! Vuelve y advierte a tu loca madre. No morí esta vez. ¡Para la próxima, dile que tenga más cuidado! —Li Shuwan estaba atónita y sin pensar, exclamó: