El rostro de Jiang Man se tornó extremadamente feo, y sus ojos estaban inyectados en sangre.
—¡Tonterías! ¿Cómo podría Qing Xin ser tu maestra?
Jiang Man rehusaba creer que Jiang Li le había arrebatado las cosas que le pertenecían al final. Debió haber hechizado a Qing Xin. Cuanto más lo pensaba Jiang Man, más convencida estaba de que era cierto.
—¡Debes haberle mentido a Qing Xin! ¿De otro modo, por qué te aceptaría como su discípula?
—¡Créelo o no! Te lo estoy diciendo ahora, ¡no molestes más a Qing Xin y no te aparezcas en este hotel!
—¿Por qué? Solo quiero visitarla —dijo Jiang Man con un tono de agravio, luciendo muy lastimosa.
Con todo, con el maquillaje de Jiang Man, lucía extraña con esa expresión.
Jiang Li ya había visto a través de Jiang Man, por lo que no se vio afectada para nada.
—No albergues esperanzas. Qing Xin no te verá y no te aceptará como su discípula. Además, no participes en esta competencia. ¿Cuál es el punto?