—No, no es así. Solo siento que Wang Min realmente se ha pasado de la raya —la cara de Lin Fang estaba un poco pálida como si tuviera mucho miedo de Jiang Li.
Jiang Li miró a Lin Fang durante un rato y vio que, aparte del miedo, no había ninguna otra emoción en los ojos de Lin Fang, por lo que temporalmente creyó las palabras de Lin Fang.
—Entendido. Gracias.
—Está bien, está bien, de nada.
La voz de Lin Fang era muy suave, y ella estaba muy contenta de que Jiang Li pudiera hablar con ella durante un rato.
Cuando Jiang Li regresó a la oficina de Fu Jiuxiao, Fu Jiuxiao parecía haber ido a una reunión. No estaba allí, así que Jiang Li no tenía nada que hacer. Tomó al azar un libro de negocios de la estantería de la oficina de Fu Jiuxiao para leer.
Después de leer por un rato, alguien tocó a la puerta de la oficina. Era Wang Min.
Jiang Li entrecerró los ojos y se apoyó en la silla de la oficina de Fu Jiuxiao, mirando a Wang Min con confusión.
—¿Qué pasa?
