—Jiang Man miró el rostro inocente de Jiang Li y en su corazón, odiaba a Jiang Li. Sabía que Jiang Li debía haber hecho todos los preparativos, no dejaría que nadie encontrase ninguna prueba —pensó ella.
—Jiang Man miró a Jiang Li frente a ella y por primera vez, sintió un sentido de miedo en su corazón. No sabía cuándo había comenzado, pero Jiang Li no podía ser controlada, y nadie podía descifrarla.
—Fu Jiuxiao salió del estudio y colocó la mano de Jiang Li sobre su palma, sin siquiera mirar a Jiang Man —comentó—. ¿Qué le pasó a la Segunda Señorita Jiang? Es una cosa que vaya a la residencia antigua de la familia Fu y llore, pero que venga a mi casa a llorar en medio de la noche. ¡Incluso si a usted no le importa el problema, creo que esto traerá mala suerte!
—Jiang Man miró a Fu Jiuxiao, y su corazón latía desbocado. Estaba claramente asustada, pero cuando pensó en lo que Jiang Li había hecho hoy, su odio finalmente se impuso.