—¿Quién te enseñó a decir estas cosas? —Jiang Li miró a la empleada que estaba chismeando frente a ella.
La empleada se encontró con la protagonista, Jiang Li, y se sintió culpable. Miró al suelo y dijo en voz baja:
—Fue... fue la secretaria del presidente. Ella dijo que no podías tolerarla en la oficina y la echaste fuera. Yo... solo lo escuché de rumores.
La empleada pensó que sería regañada por la otra parte. Sin embargo, al levantar la vista, se dio cuenta de que Jiang Li ya no estaba.
Jiang Li pasó por delante de la multitud y se topó con la secretaria del presidente. Estaba llorando sin parar en medio de un círculo de gente, y las personas a su alrededor la estaban consolando.
Cuando Jiang Li vio esta escena, se burló:
—Desde hoy en adelante, serás transferida a la recepción para empezar de nuevo.
Cuando la secretaria del presidente escuchó las palabras de Jiang Li, sus ojos se abrieron de par en par, como si no pudiera creerlo.