—No tengo idea —negó Qiao Nan con la cabeza honestamente.
—Qiao Nan, teniendo en cuenta que somos compañeros de clase, debo recordarte que estos libros parecen ser muy costosos. La oficina de recepción podría haberse equivocado de persona. Sería mejor que cuidaras los libros y no hicieras ninguna marca. Si no, podría ser que no puedas pagarlos —Zhao Yu se regodeó al pensar en ello. No había manera de que alguien le regalara a Qiao Nan esos libros.
—Solo vale unos pocos yuanes, ¿por qué mi hermana no podría costearlo? —Zhu Baoguo la miró enojado.
—Zhu Baoguo, tú podrás ser rico, pero eso es tu asunto. Qiao Nan no tiene dinero. Qiao Nan, ¿no estás pensando en usar el dinero de Zhu Baoguo para pagar los libros? —Cuanto más protector era Zhu Baoguo con Qiao Nan, más frustrada se sentía Zhao Yu.
Zhao Yu sabía que Zhu Baoguo y la familia Zhu tenían mucho dinero. Podía darse cuenta por el hecho de que alguien lo llevaba a la escuela cada mañana.
