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Luego de sufrir la ira de Qiao Zijin, Ding Jiayi estaba llena de agravios. —A ti no te gusta la comida picante, pero a Qiao Nan sí.
—... —Qiao Zijin abrió mucho los ojos. ¿El plato de pequeños peces amarillos cubiertos de chiles estaba cocinado al gusto de Qiao Nan? —Yo no como comida picante. ¿Cómo voy a comer esto?
—Si no puedes comer comida picante, entonces no la comas —Ding Jiayi se sentó y le pasó a Qiao Zijin su tazón de arroz—. Yo tampoco puedo comer comida picante, y no dije nada.
Ding Jiayi le dejó claro a Qiao Zijin que ella tampoco podía comer comida picante. Los pequeños peces amarillos estaban cubiertos de chiles. Ella tampoco podía dar ni un bocado.
Qiao Zijin estaba tan enfadada que casi rompe los palillos en su mano. En el pasado, su madre consideraba sus preferencias cuando preparaba las comidas. Ahora, con tal de agradar a su padre, su madre había descuidado completamente a su hija.
Ding Jiayi rara vez la había tratado de esta manera.