—Él solo tiene veintiún años, aún es joven —el padre de Zhai Sheng dijo sin levantar la cabeza—. Puede que lo haya dicho de manera casual ahora, pero cuatro años después, cuando Zhai Sheng tenía veinticinco años y seguía sin novia, no estaba tan tranquilo como ahora.
Por otro lado, los resultados obtenidos por el Anciano Lee eran muy precisos.
Cuando Qiao Nan fue a la escuela a recoger su informe de resultados, vio una pancarta roja brillante en la puerta de la escuela. Decía "¡Felicidades a nuestra estudiante, Qiao Nan, por obtener el primer lugar en la provincia en los exámenes de secundaria!"
—Profesora Lee —Qiao Nan saludó educadamente cuando vio a su profesora de Chino.
La Profesora Lee miró a su querida alumna, y su rostro se volvió rojo y verde similar a los colores mezclados en una paleta. Qiao Nan estaba perpleja.
—Profesora Lee, ¿no se siente bien hoy? ¿Quiere volver a casa a descansar? —preguntó Qiao Nan.