Extendió la mano y atrajo hacia su abrazo a la enfurecida Helen Melendy, con las mejillas teñidas de rojo. Levantó la mano y rozó suavemente la punta de su nariz, diciendo:
—No me importa en absoluto si pueden estar juntos, lo que me preocupa es nuestro negocio.
Helen Melendy se quedó atónita ante su gesto indulgente durante medio segundo antes de que intentara repugnantemente empujarlo para alejarlo. Pero cuanto más empujaba a Harry Hall, más fuerte se volvía la fuerza alrededor de su cintura.
—¿Qué más queda de qué hablar entre nosotros?
Helen Melendy no pudo evitar rodar los ojos, —¿No te transmitió tu mamá mis palabras? Entonces te comunicaré personalmente mis intenciones, Harry Hall, cortamos, llevamos muchos años separados. Por favor, aléjate de mí, y también dile a tu mamá que de verdad no me aferraré más a ti. ¿Puede dejarme ir, por favor?
Unió sus manos, suplicando a Harry Hall, incluso cuando su actitud no parecía sincera.
