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Al ver que Elly Campbell lo miraba fijamente sin inmutarse, una sensación de inquietud se asentó en el corazón del hombre.
Su mirada gélida barrió el rostro del hombre, después se dio la vuelta para marcharse.
—¡Detente ahí, perra! ¡Créelo o no, te voy a dar una paliza! —Cuando el hombre vio que Elly tenía intención de alejarse, avanzó para bloquearla. Había sido enfurecido por la mirada de Elly, como si quisiera recuperar algo de dignidad, levantó el puño para estrellarlo en la cara de Elly.
Pero al siguiente segundo, su muñeca se adormeció de repente. Algo la había golpeado fuerte, causándole tanto dolor que su rostro se puso pálido, seguido de un grito.
—¡Ah! —Agarrándose la muñeca, el dolor lo hizo apretar los dientes de agonía. Sus ojos cayeron al suelo y vio que era un celular el que lo había golpeado.