—¿Darte la cara? ¿De dónde sacas la cara? Tu cara es tan grande, ¿quieres que consiga una palangana para ver si puede contenerla? —resopló Elly Campbell mirando a James Campbell con una mirada despectiva, evaluándolo de pies a cabeza.
¿Que ese tercer hijo casi le costó la vida a Elly y aún así él podría decir que lo deje pasar como si fuera algo obvio?
Cuando su madre estaba embarazada de él, ¿acaso se intoxicó con comida, convirtiendo el cerebro de James en papilla, haciéndolo desfilar como un idiota exhibiendo el límite inferior de su coeficiente intelectual todos los días?
—Elly, cállate. ¿Desde cuándo es tu turno de entrometerte en los asuntos de mi familia? —la cara de James se contorsionó de ira ante las palabras de Elly.
—Tú... —Elly quería abalanzarse y maldecir a James nuevamente, pero fue detenida por Elly Campbell.