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—Lo siento, Luna, lo siento mucho, pero si Luna tiene un conocido curandero o médico experimentado estaré feliz y les informaré sobre la condición de los gemelos —dijo la curandera—. Así, ellos podrían encargarse a partir de allí. Con suerte, harán un trabajo mucho mejor que el que hice.
Sophie sacudió la cabeza débilmente. No conocía más médicos ni curanderos. Habían llamado a cada curandero y médico, tanto humanos como licántropos que conocían.
Entonces... ¿esto significaba que sus bebés más pequeños no lo lograrían?
Dios... se sentía tan débil y tenía que apoyarse en Lily para sostenerse. Leland estaría destrozado cuando llegara a casa y sus bebés no estuvieran. En momentos como este, Sophie solo quería encontrarlo y llorar en su abrazo. No podía manejar esto sola.