Arriba de él, pudo ver que Eloise lo miraba preocupada. Suspiró aliviada cuando lo vio despertar.
—Dios... ese cobarde —dijo desdeñosamente y luego miró de nuevo a Leland. Su expresión estaba llena de preocupación—. Me alegra que hayas despertado. Ha sido una semana.
—¿Una semana?
Leland apretó los dientes. Habían sido demasiados días. ¿Qué le había pasado que no pudo despertar durante una semana? Estaba realmente preocupado por Sophie y sus hijos.
Ella debe estar realmente preocupada porque él no regresó a casa como prometió. Leland le dijo que su misión tardaría un máximo de tres a cuatro días. Incluso un día extra era demasiado largo.
No le gustaba dejar a su familia en el palacio real de Riga por razones obvias. Todo en lo que pensaba después de irse a Armeria era en cómo podría regresar lo antes posible.
—¿Puedes hablar? —preguntó Eloise a Leland—. ¿Puedes mover tu cuerpo?