Nicolás se distrayó de sus celos cuando el mayordomo tocó en su puerta y dijo que venía con refrigerios para los invitados del rey.
—Pase. —Nicolás estaba secretamente aliviado de que llegara el mayordomo. Podía ocultar sus sentimientos y volver a ofrecer una sonrisa amistosa a la familia.
—Su Majestad. —El mayordomo entró con dos sirvientes cargando bandejas con una tetera y tazas, y varios frascos de galletas. Los tres inclinaron sus cuerpos para mostrar respeto y con un gesto de su mano, Nicolás les pidió que colocaran todo en la mesa frente a sus invitados.
—Es una sorpresa agradable verlos a todos —dijo Nicolás con una sonrisa sincera—. Por favor, tomen un poco de té.
El mayordomo sonrió a los invitados y les sirvió té sin errores. Sophie articuló su agradecimiento con la boca y sonrió de vuelta. Miró a su esposo, pero Leland observaba a Nicolás con impaciencia.