Sophie pensaba en lo mucho que tenían en común Leland y Nicolás, desde la perspectiva de un extraño. Los propios hombres podrían estar demasiado cegados por su celos para darse cuenta de eso.
Ella podía ver que ambos hombres no tenían una buena relación con sus padres, pero ambos eran buenos padres ellos mismos. Ambos también eran buenos líderes que tomaban en serio su responsabilidad, pero en el fondo no estaban interesados en el poder.
Mirando a su compañero, Sophie pensó en secreto que Leland y Nicolás podrían llegar a ser buenos amigos si la situación hubiera sido diferente. Desafortunadamente, solo podía soñar con ver a los dos hombres haciéndose amigos. Con que solo fueran civilizados y no intentaran matarse ya sería un logro.
Leland miró a Sophie con una expresión impasible. Sus palabras tocaron una cuerda en su corazón. ¿Realmente tenía tantas cosas en común con Nicolás? No era buen conversador. Tampoco tenía una personalidad alegre.
