Charlotte se llevó la mano a la mejilla incrédula mientras las lágrimas caían de sus ojos.
—Lionel, ¿qué ha pasado? ¿Por qué... por qué me pegaste?
—Todavía tienes el descaro de preguntarme por qué? ¿No sabes lo que hiciste? —Lionel gruñó con voz baja.
—No sé de qué estás hablando... —El corazón de Charlotte latía fuerte, pero no lo admitió.
—¡Has estado saliendo con tu antiguo amigo del colegio, Edmond, un detective privado, y le pediste que matara a Savannah! Si no hubiera sospechado de ti y vigilado a Edmond estos últimos días, ¡habrías hecho algo imperdonable! —Lionel apretó los dientes y golpeó la mesa de café de cristal frente a él, sus ojos ardían de ira.