Anoche, ella tuvo un sueño.
Soñó que Dylan venía y se quedaba junto a su cama durante mucho tiempo, mirándola.
Quería preguntarle a Kevin si Dylan había venido a verla, pero finalmente lo dejó pasar.
Todo acerca de ese hombre era un relato del pasado. ¿Qué más había para decir?
En resumen, nunca debería volver a verlo.
Dejaría ese trabajo cuando se recuperara.
Ya casi era hora del almuerzo. Después de hablar toda la mañana, se veía un poco cansada.
Kevin se levantó y dijo —todavía estás muy débil. Descansa en la cama, y yo te traeré tu almuerzo.
Savannah lo miró y preguntó con cuidado —Kevin, ¿por qué estás tan pálido?
Notó que la mejilla izquierda de Kevin y la esquina de su boca estaban hinchadas como si hubiera tenido una pelea con alguien.
Kevin se tocó la cara pero no respondió por un momento. Nunca le mentía a Savannah, y no sabía cómo mentirle. Solo pudo bajar la cabeza para evitar su mirada.