En el Edificio del Grupo Chu
—¡Qué día tan agotador! —exclamó Kenzie mientras se estiraba la espalda sentada en su silla. Todavía estaban en la sala de reuniones y el equipo de marketing acababa de salir.
—Estás que ardes, ¿eh? ¿Y si esas personas a las que expulsaste te guardan rencor? La gente de hoy en día da miedo. Nunca sabes si esas mentes corruptas están locas también —comentó Sarah.
—Por eso tengo tantos guardaespaldas para protegerme. Además, no lo harán... ya que les di un golpe igual por cada delito que cometieron. Deberían estar agradecidos de que no arrastré todos sus nombres en público, eso habría destruido sus carreras y ninguna empresa los aceptaría para una segunda oportunidad. ¡Soy bastante generosa comparada con otros Jefes, ya ves! —se defendió Kenzie.
—Sí, eres lo suficientemente generosa como para sorprenderlos con su despido en tu primer día como CEO. Un trabajo magnífico —dijo Sarah—. ¡Saludo!