La mente de Gale estaba en estado de shock y sus ojos se abrieron de par en par cuando reconoció al hombre que tenía delante. Se veía perpleja, incapaz de creer que estaba viendo a Liam sentado justo frente a sus ojos.
—¿Es realmente Liam? —se preguntaba, parpadeando varias veces para asegurarse de que no estaba alucinando. Se pellizcó la mano y sintió el dolor. No estaba soñando ni alucinando. Era realmente Liam.
—Liam —murmuró una vez más. Era realmente Liam, mirándola fijamente con un atisbo de desprecio en sus ojos hacia ella. Los ojos de Gale se llenaron de lágrimas involuntariamente. Era realmente él. Liam...
¿Cuántos años habían pasado ya desde la última vez que lo vio? ¿Cinco, seis o siete años? Ya había perdido la noción del tiempo. Se sentía feliz, pero le invadía una oleada de miedo, sin entender la razón de su presencia.
Los ojos de Gale se bajaron, y deseó que la tierra la tragase entera en ese momento. Imaginó encontrarse con Liam algún día, pero ni en sus sueños más locos había imaginado que se encontraría con él en el tipo de situación en la que estaba ahora.
El hombre que la hizo su posesión más preciada en su momento y le ofreció su vida, su felicidad y todo a ella estaba ante sus ojos. Y su miserable estado no era algo de lo que pudiera estar orgullosa ni nada que pudiera presumir ante él.
—¿Por qué está aquí hoy? ¿Es para burlarse de mí y mostrarme lo miserable que terminé por no elegirlo? —se cuestionaba Gale.
—¿Has venido para burlarte? ¿Para reírte de la situación en la que me encuentro ahora? —susurró, con la voz temblorosa. Su cuerpo también temblaba por las emociones encontradas porque esto era lo último que esperaba que sucediera. Apretó las manos con fuerza bajo la mesa para controlar su temblor.
Las cejas de Liam se alzaron al escuchar esas palabras de Gale antes de que apareciera una sonrisa de decepción en su rostro.
—Siempre fuiste tonta, pero ¿te has vuelto sorda también después de pasar unos días tras las rejas? ¿O has perdido por completo tu capacidad de juzgar a la gente? ¿No te informaron los oficiales sobre la llegada de tu abogado pro bono? —Liam espetó.
El rostro de Gale se puso pálido y luego susurró:
—¿Quieres decir que manejarás mi caso? ¿El abogado pro bono que se ofreció a tomar mi caso?
Liam no respondió, pero su silencio lo confirmó. Gale tragó saliva y añadió:
—¿Pero por qué?
Agachó la cabeza, mirando sus manos. Su cabeza se sacudía y no se atrevía a darle siquiera una mirada adecuada a Liam. Después de todos esos años sin contacto y sin mantener noticias el uno del otro, ¿apareció de repente frente a ella así? ¿Qué más podría esperar que dijera ella? ¿No está aquí para abofetearla con la retribución del mal karma que obtuvo por hacerlo sentir triste?
La mandíbula de Liam se tensó. Odiaba cuando Gale agachaba la cabeza así. Todavía era tan débil. ¡No había cambiado mucho! No es de extrañar que felizmente cayera en la trampa que le tendieron, sin verla venir. Era una presa fácil para el culpable. No tenía a nadie que la defendiera ya que Gale era huérfana, una nadie a sus ojos que se podía usar para conseguir su objetivo.
—¿Por qué? ¿Quieres saber por qué? Es simplemente porque soy el único que puede ayudarte en este momento. Te casaste por dinero un día y mira a dónde te ha llevado hoy —Liam siseó con la mandíbula apretada y Gale quería llorar en voz alta pero se contuvo.
Liam tenía razón. Probablemente estaba enfrentando la retribución por romper su corazón, pero estaba equivocado en una cosa.
—Me casé con él porque también lo amaba, Liam. Todavía amo a Gilbert —defendió Gale, tratando de controlar que otra lágrima cayera, recordando el trágico final de Gilbert siempre le causaba dolor en su corazón. Gilbert era todo para ella.
Se mordió los labios, temiendo que sus palabras fueran como un hacha cortando el corazón de Liam otra vez. Ya habían pasado años desde que conoció a Liam en su país. Gale volvió a los tiempos en que conoció a Liam.
Trabajaba como camarera en uno de los complejos de playa en la Ciudad Capital del país V. Accidentalmente se topó con Liam y derramó las bebidas de su bandeja sobre él. Nunca había conocido a un hombre tan guapo como él. Alto, misterioso y masculino. Lucía tan prominente y digno.
Él no se hospedaba en su complejo, pero a menudo lo veía recoger a un invitado VIP reservado en su complejo. Se sintió mal por derramar accidentalmente en su camisa y arruinarla, así que compró otra camisa ese día y se la dio cuando él vino la próxima vez.
Liam era un hombre distante, pero ella captó su atención con sus simples gestos de cuidado, como ofrecerle un trato de una taza de café como disculpa también por el encuentro desagradable. Bueno, siempre le servía café que notaba que le gustaba antes de que incluso lo pidiera siempre que él estaba en el restaurante.
Tenían una relación buena y armoniosa, y eventualmente se convirtieron en pareja. Ella estaba tan feliz de verlo sonreír y reír cuando estaba con ella. Por alguna razón, Gale quería que Liam fuera feliz. Continuaron encontrándose y permanecieron como pareja durante casi dos años.
Liam fue su primer hombre con quien compartió todo. Él conocía todos sus sueños porque Liam siempre estaba a su lado, apoyándola en todos sus empeños.
Ella sabía poco sobre Liam. Siempre fue reservado y no le gustaba hablar de sí mismo y de su familia. Eran pareja y Liam era muy protector con ella, pero a veces le daba miedo hablarle ya que sus respuestas siempre eran cortas y cada vez que le preguntaba sobre él, él se negaba rotundamente a responder... pero se sentía segura siempre que estaba con él.
Era de país D y a menudo tenía que irse cuando su Jefe necesitaba regresar, pero la mayor parte de su tiempo la pasaba con ella.
Ella no era consciente de quién era Liam en ese momento, pero él decía que estaba en un pequeño negocio.
Gale sabía cuánto la amaba Liam. Ya había planeado todo para ellos. Era tan sincero y genuino con ella que le propuso matrimonio y quería llevarla a su país para conocer a su familia, pero ella le dijo a Liam que todavía debían esperar porque sentía que no estaba lista para el matrimonio.
Todo parecía tan perfecto hasta que Gilbert entró en su vida como un huracán.
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