Después del apasionado encuentro amoroso, Miley enterró su cansado cuerpo en los brazos de Jorge y se acostó con su cabeza sobre su pecho.
—Cariño... ¿Por qué te estabas haciendo la dormida? Pensé que ya estábamos bien, ¿no? —preguntó Jorge.
Miley frunció sus labios y murmuró —Sí, pero aun así me sentí descuidada porque negaste las cosas que quería que hicieras. Así que pensé que debía descuidarte también y no hacer lo que tú quieres.
Entonces con el rostro fruncido añadió —pero lamentablemente, mi cuerpo no sabe cooperar bien...
Jorge soltó una carcajada al escuchar las infantiles palabras de Miley y besó con amor la cabeza de Miley.