El ojo izquierdo de Leia parpadeaba de molestia, pero aún así, se marchó, tomando un taxi para dirigirse a casa. Tardó veinte minutos en llegar y cuando lo hizo, entró precipitadamente por la puerta negra que fue abierta por los guardaespaldas y se apresuró hacia la puerta de entrada del mansión.
Se detuvo y levantó la cabeza para mirar la puerta, sabiendo que una vez que la abriera, no solo vería a Logan, sino también a su padre… también. Desde la última vez que se vieron, no habían hablado. Se sentía incómodo ya que solo estaba acostumbrada a su lado cruel. Pero ahora… se había convertido en lo que ella siempre había querido que fuera—algo que nunca pensó que él llegaría a ser para ella un día.
Dibujando un suave suspiro, ella medio sonrió al hombre de seguridad y entró. El vestíbulo apareció en vista y ella levantó la mirada hacia el segundo piso para ver la puerta de la biblioteca abierta. Su padre estaba allí, estaba segura de ello.