Levian parpadeó furiosamente con los ojos.
No pudo responder porque estaba confundido y asustado.
—Oye, no tengas miedo. No te voy a hacer daño. Solo quiero saber tu nombre para poder dirigirme a ti correctamente —El Sr. Ferguson le sonrió, esperando asegurarlo.
Levian lo miró fijamente. No podía decir si este hombre era amable o no.
Raphael, que podía ver lo que estaba sucediendo, frunció el ceño. Se acercó a ellos y miró fijamente a Levian, cuyos labios temblaban.
—Dile tu nombre —Su tono estaba cargado de amenazas.
Levian no era tonto como para no darse cuenta, así que tragó saliva y miró al Sr. Ferguson.
—Mi nombre es L-Levian.
—Levian, hmm. Entonces te llamaré Levi de forma abreviada —El Sr. Ferguson le sonrió.
Luego se volvió para mirar a Raphael.
—Me lo llevaré conmigo ahora. Mi mayordomo personal te pagará.