—Te has vuelto aún más guapo. Estás radiante —Raphael sonrió encantadoramente a Levian.
Levian sintió que su alma abandonaba su cuerpo. Estaba temblando y su rostro estaba pálido como un fantasma, como si hubiera visto uno.
—T-tú... —tartamudeó, incapaz de articular una palabra.
Raphael se acercó a él y se inclinó, de modo que sus rostros estuvieran lo suficientemente cerca. Agarró su barbilla y ligeramente le hizo levantar la cabeza.
—Me has causado bastantes problemas, mi chico Levi. Realmente me has costado mucho. Primero, fueron tus padres y ahora... tú —Se rió, divertido.
—Iba a venderte por una cantidad enorme de dinero, y sabes, él realmente pagó por adelantado. Eso era cuánto te necesitaba. Quiero decir, no todos los días encuentras a un chico rubio con ojos azules. Y encima guapo. Jajajaja —Soltó su barbilla y se echó hacia atrás.