Nix salió de su oficina.
Se dirigió al pasillo y llevó el teléfono a su oreja en cuanto la persona a la que llamaba contestó.
—Hola —dijo Nix.
—Su majestad, necesito su ayuda —dijo Nix.
—¿Con qué? ¿Hay algo mal? —preguntó la persona al otro lado.
—Sí, creo que Valerio no está en buen estado. Llamó y me pidió que fuera a su casa, pero no puedo ahora mismo. Estoy con un paciente y no puedo abandonar al paciente. Si es posible, ¿podría ir a verlo? —imploró Nix.
Lucius guardó silencio unos momentos antes de decir de pronto, —Pero... no puedo hacer eso. Él me odia. Lo último que querría es verme.
Nix soltó un suspiro suave. —Lo sé, pero tal vez esto también podría ser una manera de que ustedes dos finalmente hablen. Aún pueden arreglar las cosas. Por favor, solo vaya a verlo. No sé qué podría tener y puede estar en una condición crítica —suplicaba.
Lucius tardó un momento antes de aceptar. —Está bien. Iré a verlo.