Lucius se quedó instantáneamente inmóvil, incapaz de pronunciar una palabra.
—H-hola —logró decir después de unos cortos segundos de silencio.
—¿Podría saber con quién estoy hablando? —Lucius parpadeó, dándose cuenta de lo separados que siempre habían estado. Ella ni siquiera podía reconocer su voz.
Se quedó en silencio unos segundos, tomando un momento para pensar qué decir.
—¿C-cómo estás? ¿Cómo te va? —logró preguntar.
—¿Quién es? —Esta vez, la voz de Leia sonó un poco molesta.
Lucius tomó varias respiraciones profundas y continuas y procedió a contestar.
—Es... tu padre, Lucius.
El silencio se apoderó de la conversación, y Leia se quedó callada, sin pronunciar una palabra.
Ella no colgó la llamada, pero tampoco estaba diciendo nada. Cualquiera podía decir que estaba en shock.
—¿P-padre?
—¡Sí, sí! ¡Soy yo! ¡Tu padre! —Lucius respondió rápidamente.
—¿Por qué me llamas?
Lucius se quedó en silencio, y su expresión decayó, esperando esa pregunta.