Valerio detuvo sus pasos y parpadeó.
Exhaló lentamente y se movió para alejarse, pero Lucius lo agarró de la mano deteniéndolo.
—Valerio, espera —lo giró para verle la cara.
Valerio lo vislumbró y frunció el ceño profundamente. —¿Qué pasa? —preguntó.
—¿Cómo estás? ¿C-cómo te encuentras? —Lucius preguntó con una mirada preocupada en su rostro.
Está más que seguro de que lo que sucedió la última vez debe haberle afectado.
—¿Eso es lo que quieres preguntarme? —Valerio elevó su ceja hacia él.
Lucius parpadeó y desvió la mirada, no muy seguro por dónde empezar. Tiene mucho que decirle, pero sabe que este no era en absoluto el lugar indicado.
—Bueno, estoy bien. Por favor, discúlpame —Valerio arrancó su mano y se dio la vuelta para entrar en el hospital.
Lucius observó su espalda desaparecer, y un profundo suspiro de culpa salió de su nariz.
Se metió las manos en los bolsillos de su pantalón y entró en el edificio.