—Dafne, tendrás que irte con tu padre ahora. Vendremos a verte de vez en cuando, ¿de acuerdo? —Él le sonrió.
Sin molestarse en devolverle la sonrisa, Dafne asintió. Se bajó de la silla y caminó hacia Valerio sin echarle ni una mirada a su madre.
—¿Podemos irnos ahora? —preguntó ella.
Sorprendido, Valerio bajó la cabeza y la miró.
Eso es... inesperado. Parece bastante lista para irse.
—Eh... sí —Valerio asintió.
—¡Dafne! —Sarah corrió hacia ellos.
Ella agarró las manos de Dafne y la hizo girar para que la mirara. Se arrodilló en el suelo y la abrazó con fuerza y amor.
—Te quiero mucho, y realmente, realmente te echaré de menos. Por favor, cuídate mucho. Mami vendrá a verte algunas veces, ¿de acuerdo? —Se lo dijo, pero Dafne no respondió. Ni siquiera tenía expresión.
—Estaré bien —Se soltó del abrazo y se volvió hacia Valerio.
—Vamos —Entrelazó sus pequeñas manos con las de él y empezó a sacarlo de la habitación.