Valerio la observaba, esperando que dijera cualquiera que fuera la razón de su visita.
—Es sobre tu padre —dijo Savanna.
El rostro de Valerio se volvió instantáneamente frío, ofendido por sus palabras.
—Cálmate, Valerio. Escúchame primero —Savanna, al notar el cambio instantáneo en su comportamiento, frunció el ceño hacia él.
Un profundo suspiro salió de la nariz de Valerio, y cruzó sus piernas. —Continúa.
Savanna procedió a decir —Sé lo que pasó entre tú y tu padre, y estoy aquí para hablar contigo sobre eso.
—Savanna, no me interesa tener esa conversación. Si realmente viniste por eso, me temo que has perdido tu tiempo —Valerio le dijo, su voz teñida de irritación.
Savanna lo miró, y su ceño se acentuó aún más. —Si no te sientas y me escuchas, Valerio, entonces me iré de tu casa y nunca volverás a verme.
—¿De verdad me vas a amenazar con eso, Savanna? —Valerio preguntó, atónito.