—Por hacerte preocupar innecesariamente, a pesar de que pude haberlo evitado —dijo Valerio con remordimiento en su tono.
Ella lo miró y sonrió a medias. —Está bien. Pero tendrás que contarme qué pasó y por qué luces así cuando lleguemos a casa.
—De acuerdo. Un suspiro profundo escapó de la nariz de Valerio, y condujo de regreso a la casa.
Manejó hacia el complejo una vez que llegaron a casa y estacionó el coche.
Al mismo tiempo, salieron del coche y cerraron la puerta.
Él lo cerró con llave, y juntos procedieron a entrar en la mansión.
Subieron las escaleras y caminaron hasta su habitación.
Valerio empujó la puerta para abrirla y Everly entró.
Él la siguió y cerró la puerta, asegurándola con llave.
—Entonces... ¿qué pasó? —Sin perder ni un poco de tiempo, Everly preguntó al quitarse la chaqueta.
Valerio la miró y respiró profundamente para calmarse.
Se dejó caer en el sofá y echó la cabeza hacia atrás, sin saber cómo ni por dónde empezar a contarle.